Sr director:
La mano izquierda de Dios,imprevisible y sorprendente,me ha hecho un regalo humanamente incoherente pero venturoso.Lo veo claro ahora,pero cuando mi hijo manifestó su propósito de adoptar en Rusia otro hijo,me pareció de una insensatez temararia y gratuita aunque admirable.Era la voz de ese recóndito y callado egoismo que se agazapa en el fondo de nuestra alma disfrazado de sentido común.
Pero un día llegó,por fin.Era una criatura inagotable y juguetona,y de ojos escrutadores que sonreían dando y pidiendo amor,y venía educada a sus tres años en el rigor de la disciplina espartana de un orfanato:se vestía y desnudaba sin auxilio de nadie,comía sola y limpiaba espontáneamente la mesa después de comer,no mostraba antojo de nada porque nada había poseido.Y cuando alguien le indicó que yo era su abuelo,por obra y gracia de una instintiva y misteriosa comprensión qu eno necesita palabras,corrió a abarzarme, y de repente,mi corazón la reconoció como algo suyo.
De esa manera milagrosa,el amor sin fronteras m evino, como una ráfaga de luz,de la parte más remota de Rusia.Ramón Corrales.Ronda (Málaga)
Publicado en El País o El mundo a principios de año
La mano izquierda de Dios,imprevisible y sorprendente,me ha hecho un regalo humanamente incoherente pero venturoso.Lo veo claro ahora,pero cuando mi hijo manifestó su propósito de adoptar en Rusia otro hijo,me pareció de una insensatez temararia y gratuita aunque admirable.Era la voz de ese recóndito y callado egoismo que se agazapa en el fondo de nuestra alma disfrazado de sentido común.
Pero un día llegó,por fin.Era una criatura inagotable y juguetona,y de ojos escrutadores que sonreían dando y pidiendo amor,y venía educada a sus tres años en el rigor de la disciplina espartana de un orfanato:se vestía y desnudaba sin auxilio de nadie,comía sola y limpiaba espontáneamente la mesa después de comer,no mostraba antojo de nada porque nada había poseido.Y cuando alguien le indicó que yo era su abuelo,por obra y gracia de una instintiva y misteriosa comprensión qu eno necesita palabras,corrió a abarzarme, y de repente,mi corazón la reconoció como algo suyo.
De esa manera milagrosa,el amor sin fronteras m evino, como una ráfaga de luz,de la parte más remota de Rusia.Ramón Corrales.Ronda (Málaga)
Publicado en El País o El mundo a principios de año